ignacio.juliano@superhandball.com.ar
Salió a matar desde el minuto cero como con una insaciable sed de revancha. Ward hizo su debut en el Súper-4 con un solo objetivo en mente: cerrar el año con un nuevo título, con una nueva vuelta olímpica como broche de oro.
En su camino estaba Sedalo, ese único equipo que pudo ganarle en el Clausura. La espina necesitaba sacarse.
El primer tiempo fue una fotografía del trabajo de Ward en toda la temporada: la constancia, el trabajo y el juego. El manejo de Martín Viscovich desde el centro se destaca del resto. El Ruso hace jugar a todos sus compañeros y abre los espacios para que Mariano Basile, Manuel Correche, Luciano Roldán y Juan Cantore se encuentren con la red. Y bajo los tres palos aparece la figura de Christian Canzoniero, un arquero que hasta tapa un mano a mano con la cabeza: la Garza ahogó un grito de Iván Rockstroh sin correr el rostro.
En cambio, en Sedalo sucedía todo lo contrario. Los de Lanús Oeste estaban desconocidos. Cerraron el primer tiempo con más de 10 pérdidas y justo frente a un rival como Ward que no te perdona. 17 a 10 al descanso para el bicampeón.
En la segunda etapa, el equipo de Diego Cajales salió con una personal sobre Basile, pero los errores seguían estando. Los de Ramos Mejía estiraron la ventaja a nueve goles: 23 a 14 en 13’ de juego. A esta altura, las contras de Cantore, los zurdazos de Roldán y el sobrio trabajo de Correche en ataque comenzaban a definir la historia. El capitán de Ward fue el goleador de su equipo con seis tantos.
En tan sólo un minuto, apenas un instante, cambió el partido. Llegó el momento de quiebre, la situación que tuvo su incidencia en el desenlace. Lucas Schamann se trenzó con Cantore y el árbitro lo resolvó con roja para el arquero y exclusión para el hombre de Ward.
En Sedalo reingresó un encendido Marcelo Scaglione que bajó la persiana de su arco y Federico Pizarro comenzó a frotar la lámpara: por medio de goles de todos los colores comenzó a achicar la distancia de su equipo. El hábil zurdo fue el goleador del partido con 11 conquistas.
Con el correr de los minutos aumentaba el dramatismo. En 26’ los de Lanús Oeste se encontraban tan sólo tres tantos abajo: 28-25.
Luego de descansar en el banco, en Ward volvieron Viscovich y Canzoniero para cerrar el encuentro. Poco más de 60 segundos por jugar y el partido en 29-27 para los de Pucho Jung. Federico Pizarro tuvo la oportunidad de poner a los suyos a un gol, pero su lanzamiento desde 7 metros dio en el ángulo. Se diluía la ilusión, la heróica remontada quedaba en el olvido. Vainstein liquidaba el pleito y sentenciaba el 30 a 27 definitorio.
El bicampeón jugará por tercera vez la final del Súper 4. En las dos anteriores también enfrentó a River, donde perdió en 2005 y ganó en 2006.
Estadísticas: F.González / M.Vieyra. Fotos: José Brusco / Superhandball
Salió a matar desde el minuto cero como con una insaciable sed de revancha. Ward hizo su debut en el Súper-4 con un solo objetivo en mente: cerrar el año con un nuevo título, con una nueva vuelta olímpica como broche de oro.
El primer tiempo fue una fotografía del trabajo de Ward en toda la temporada: la constancia, el trabajo y el juego. El manejo de Martín Viscovich desde el centro se destaca del resto. El Ruso hace jugar a todos sus compañeros y abre los espacios para que Mariano Basile, Manuel Correche, Luciano Roldán y Juan Cantore se encuentren con la red. Y bajo los tres palos aparece la figura de Christian Canzoniero, un arquero que hasta tapa un mano a mano con la cabeza: la Garza ahogó un grito de Iván Rockstroh sin correr el rostro.
En cambio, en Sedalo sucedía todo lo contrario. Los de Lanús Oeste estaban desconocidos. Cerraron el primer tiempo con más de 10 pérdidas y justo frente a un rival como Ward que no te perdona. 17 a 10 al descanso para el bicampeón.
En la segunda etapa, el equipo de Diego Cajales salió con una personal sobre Basile, pero los errores seguían estando. Los de Ramos Mejía estiraron la ventaja a nueve goles: 23 a 14 en 13’ de juego. A esta altura, las contras de Cantore, los zurdazos de Roldán y el sobrio trabajo de Correche en ataque comenzaban a definir la historia. El capitán de Ward fue el goleador de su equipo con seis tantos.
En tan sólo un minuto, apenas un instante, cambió el partido. Llegó el momento de quiebre, la situación que tuvo su incidencia en el desenlace. Lucas Schamann se trenzó con Cantore y el árbitro lo resolvó con roja para el arquero y exclusión para el hombre de Ward.
En Sedalo reingresó un encendido Marcelo Scaglione que bajó la persiana de su arco y Federico Pizarro comenzó a frotar la lámpara: por medio de goles de todos los colores comenzó a achicar la distancia de su equipo. El hábil zurdo fue el goleador del partido con 11 conquistas.
Con el correr de los minutos aumentaba el dramatismo. En 26’ los de Lanús Oeste se encontraban tan sólo tres tantos abajo: 28-25.
Luego de descansar en el banco, en Ward volvieron Viscovich y Canzoniero para cerrar el encuentro. Poco más de 60 segundos por jugar y el partido en 29-27 para los de Pucho Jung. Federico Pizarro tuvo la oportunidad de poner a los suyos a un gol, pero su lanzamiento desde 7 metros dio en el ángulo. Se diluía la ilusión, la heróica remontada quedaba en el olvido. Vainstein liquidaba el pleito y sentenciaba el 30 a 27 definitorio.
El bicampeón jugará por tercera vez la final del Súper 4. En las dos anteriores también enfrentó a River, donde perdió en 2005 y ganó en 2006.
Estadísticas: F.González / M.Vieyra. Fotos: José Brusco / Superhandball
