Posted by : Soy de Villa Sarmiento

Continuando con el “decálogo” de mandamientos que los jugadores cumplen al pie de la letra, llega un segundo capítulo con otras diez máximas. Varias son bastante ridículas y otras, un poquito vergonzosas.
Por Jorge Fuentes
El descomunal tole tole que se armó entre los jugadores de Arsenal y Gimnasia y Esgrima La Plata, cuando finalizaba el partido que sostuvieron por la fecha 13, fue la irrefutable confirmación de algo que este espacio de El1 había teorizado, en la edición 330, del 23 de septiembre pasado: para los futbolistas es mucho peor que el rival no devuelva la pelota en un pique que una patada que provoque una distensión de ligamentos o una fractura expuesta a un colega.
Es extraño, pero los códigos futboleros son así… La batalla campal de Sarandí, además, sirvió como un excelente pretexto para enumerar otros diez mandamientos que los jugadores realizan sin avergonzarse. Pasen e indígnense.

1. Adelantarás las pelotas en los tiros libres
El equipo que reciba una infracción en situación defensiva (offside, carga al arquero en el área chica, etc.) siempre pondrá en juego el balón unos cinco o diez metros más adelante de donde fue la falta. Vaya uno a saber por qué, pero es así. Incluso, hubo ocasiones en que los futbolistas, en el apuro por sacar ventaja, han llegado a la ridiculez de querer reponer el juego después de una posición adelantada desde ¡el campo del rival! En fin…

2. Te adelantarás para sacar un lateral
Este precepto es un hermano menor del que antecede. El jugador que repone el juego desde el lateral, generalmente un marcador de punta, le pregunta al árbitro de dónde tiene que sacar. El juez le indica, el futbolista asiente con la mirada, da tres o cuatro pasos hacia adelante y, recién ahí, saca el lateral. ¿El árbitro detiene el juego y hace que el lateral lo saque el otro equipo desde el lugar correcto, como indica el reglamento? No, qué va… Siga, siga.

3. Te adelantarás en la barrera

Un clásico. El árbitro cobra una infracción, cuenta los pasos y le muestra a los jugadores dónde tienen que ponerse para respetar los 9.15 metros de distancia que marca el reglamento. Pero, cuando el juez se da vuelta, la barrera se adelanta y se ubica más cerca del balón. El ejecutante (que se había adelantado en una barrera un ratito antes) se queja, pero el árbitro desoye el reclamo y obliga a ejecutar la falta. Todo termina con la pelota rebotando contra la barrera o yéndose mil metros por arriba del travesaño. A no ser que tengas la zurda de Maradona, claro.

4. Borrarás con el pie la línea de espuma
Para contrarrestar la “avivada” de la máxima 3, se inventó un aerosol que, con espuma, marca una línea que los jugadores que integran la barrera no pueden pasar para respetar la distancia reglamentara. Claro, no contaban con la astucia de estos buenos muchachos que, ante un descuido del juez, y luego de algunas protestas para hacer pasar el tiempo, hacen desaparecer la espuma “barriéndola” con sus pies. El ejecutante (todavía con espuma en sus botines porque había hecho lo mismo un ratito antes) se queja. Pero el árbitro no le da bolilla.

5. Tratarás de “sacar del partido” al rival de cualquier manera
Cuenta la leyenda que, hace unos cuantos años, había futbolistas que se aprendían los nombres de las mujeres de sus rivales y de algún carnicero o verdulero vecino para insinuarles, durante el juego, a alguno de ellos (generalmente, al más talentoso) que, en ese mismo instante, su esposa no estaba muy al tanto del partido porque estaba ocupada en otros menesteres. Y, de tanto insistir, el jugador se cansaba, respondía con una agresión y se iba expulsado. Esa práctica fue evolucionando (en realidad, habría que decir que fue “involucionando”) con el paso del tiempo hasta llegar a los vergonzosos casos de Fabián Santa Cruz (Banfield-Boca, en 2002) y Emanuel Brítez (Unión-Arsenal, en 2013), quienes no se pusieron colorados para hurgar con sus “dedos juguetones” en las colas de Juan Román Riquelme y Pablo Lugüercio, quienes, lógicamente, respondieron con golpes de puño, lo que dio lugar a sus respectivas expulsiones. ¿Y Santa Cruz y Brítez? Adentro de la cancha, con la conciencia tranquila…

6. Si tu equipo va ganando, te irás al otro sector de la cancha cuando sepas que te van a cambiar
Otro clásico. Se vio claramente en el triunfo de Racing ante Olimpo, bajo la mirada cómplice de Reinaldo Carlos Merlo. Pero, también, ocurre con la mayoría de los equipos y de los DT. Cuando un jugador sabe que va a ser cambiado y su equipo va ganando, se va bien lejos del lugar donde se realizará la modificación para ganar preciados segundos. El arte de hacer tiempo elevado a la máxima expresión. No tienen ni vacaciones ni feriados, el gremio del demorador es muy sacrificado…

7. Te sacarás la camiseta afuera del pantalón apenas ingreses a la cancha
Este punto no es grave ni busca sacar ventaja. Pero llama la atención porque lo hacen TODOS los jugadores suplentes que ingresan en un cambio. Después de que el cuarto árbitro chequea el estado de los botines, la presencia de canilleras y que la camiseta esté dentro del pantalón, el futbolista ingresante, apenas pisa el rectángulo de juego, se saca la camiseta de adentro del short. ¿Por qué? Se supone que para jugar más cómodo, pero el misterio aun no ha sido develado.

8. Tendrás una cábala para que te dé suerte
No se cuestionarán aquí creencias ni costumbres. Porque no corresponde y porque, fundamentalmente, no le hacen mal a nadie. Pero pensar que el resultado de un partido depende de la utilización de determinada ropa o de la práctica de algún ritual es, como mínimo, ingenuo. Sin embargo, las señales de cruz en el pecho, los rezos y los tres saltitos con el pie derecho al ingresar a la cancha forman parte del ADN de los futbolistas. Eso sí, campeón sigue saliendo uno solo.

9. Dirás que el rival siempre es el “gran” candidato
Esta máxima no incluye solo a los jugadores, también contempla a la enorme mayoría de los entrenadores. Es el viejo truco de sacarse la presión. Cuando se juega un partido decisivo, hay que afirmar que el equipo rival es el que tiene las de ganar. Del lado de enfrente, se dirá lo mismo. Y, así, seguirán durante un rato largo, con la complicidad de la prensa, hasta que arranque el encuentro, donde ocurrirá lo que ocurre casi siempre: ganará el que juegue mejor. Y adiós a las palabras.

10. Armarás coreografías para festejar los goles
Este último mandamiento es el más vergonzante y merece un artículo por separado (ya vendrá en algún momento). Los festejos de los goles con bailecitos ensayados o cualquier otra actuación preparada deberían ser un motivo valedero para que el gol se anule. Así, sin vueltas, para eliminar este flagelo de una vez por todas. Quizás, si se impone esa ley, zafemos de ver las bochornosas coreografías del baile del Pimpollo, o el Meneaíto o, como ocurre ahora, las cañitas voladoras del programa Sin Codificar. Pero no, muchos futbolistas siguen con el mal gusto de hacer un gol y arruinarlo con un festejo ridículo. Por favor...

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