Posted by : Soy de Villa Sarmiento

El boxeo, el hecho agonístico por excelencia del deporte contemporáneo, tiene un componente racional muy importante. Parece contradictorio, porque a la vez, es puro arrebato de energía, de entrega, incluso –su historia nos lo recuerda- hasta la muerte.
Pero ambas facetas coinciden, y en general son paralelas, y no se cruzan. Casi nunca. La noche del 14 de diciembre lo raro, lo excepcional, un extraño hecho demoledor de la racionalidad en la punta de un guante, sucedió.
Adrien Broner (27-0-22) llegaba invicto, en ascenso, con el halo de para muchos ser el sucesor de Mayweather, el mejor libra por libra de los últimos 10 años, del que es amigo y comparte, recargadamente, un apego a los escándalos. Velocísimo, escurridizo, con una excelente defensa, altanero hasta la irritación, campeón de las categorías superpluma y ligero, ponía en juego su título welter –límite de 66,678 kg.- de la AMB, conquistado en su pelea anterior con Paulie Malignaggi, donde de todas formas dejó dudas en torno a su actuación, por lo estático de sus piernas y las lagunas en su trabajo de golpeo.

Marcos "El Chino" Maidana (34-3-31), famoso por el poder de sus puños y con un asombroso porcentaje de fuera de combate, resistente al castigo y que siempre da show. Y es, para los aficionados al noble arte, un boxeador de muy limitada factura técnica, siendo la defensa algo sin desarrollo en su arsenal, con mal dibujo de golpes, con problemas en el manejo de distancias. Con un carácter afable, retraído, campechano, asociado a lo que es: un hijo de un pueblo pobre del norte de la provincia de Santa Fé. Es cierto que en sus últimas peleas se lo vio evolucionar, pero no deja de ser el prototipo del fighter: aguantador, con mano terrible de KO, y muy rústico, con una lentitud llamativa para un nivel de elite.

La prospectiva de la pelea era clara: Broner moviéndose rápido, sobrando y chanceando, haciendo valer su diferencia de velocidad, entrando y saliendo. Dejando que el "Chino" venga, tirando swings, los clásicos golpes voleados, de escasa factura técnica. Dejando que los rounds pasen, llevando la pelea a la larga, ganando tranquilo por puntos. Y el santafesino tratando de conectarlo con manos durísimas aisladas...

Nada de eso sucedió. Pero nada. Maidana confirmó su ascenso técnico, que ya venía asomando, haciendo la pelea de su vida. No en cuanto al coraje, que descontamos en él, sino por algo que prácticamente nunca le vimos: usar una estrategia, seguirla y ser consecuente. Demostró un buen manejo del jab, extraordinario si tomamos su carrera, pero combinado con voleados de derecha y muy certeros ganchos de izquierda a la cabeza –las dos caídas de Broner, en el segundo y el octavo, fueron por sendos ganchos de izquierda-. Desde los 30 segundos de pelea, donde Broner tambaleó por un envío del "Chino", el combate fue una serie de emociones y sorpresas: ambas aportadas por el peleador de Santa Fé, no solo por las caídas que propinó, si no por las veces que lo dejó al borde del fuera de combate al norteamericano.

Broner no dejó de cometer infracciones, que si bien fueron advertidas por el árbitro, no fueron penalizadas, como amarres constantes, trabas ilegales, bajar empujando, etcétera. Y a Maidana sí le fue descontado un punto por un golpe con la cabeza en el round 8, lo cual era correcto, pero habla a las claras de la parcialidad del árbitro que ignoró todas las faltas de su oponente. El oriundo de Cincinnati fue una suma de frustraciones, bastaba ver su cara desde el primer descanso, que solo reconfirmó un digno encaje: nunca pudo resolver la estrategia de los boleados con la derecha que caen de arriba y la sorpresa de que un peleador rústico como el santafesino use mucho el jab. Quizás se deba esto a que su juego de piernas no es tan bueno y pelea muy estático, quizás a que la categoría le queda grande, quizás simplemente era una ilusión, pero nunca le encontró la vuelta a la pelea. Nuestra tarjeta dio 116-109, coincidiendo con los jurados, que fallaron unánimemente entre 5 y 8 puntos.

Al triple campeón norteamericano le queda un largo replanteo, sobre las estrategias, el entrenamiento pero también sobre su futuro: su cara extremadamente castigada y la rauda huida del ring hacia un hospital dejan claro que esta derrota puede ser difícil de superar. Al "Chino", peleas con bolsas de millones de dólares que nunca hubiera soñado cuando era un niño pobre que trabajaba en los campos santafesinos.

Maidana, el tipo parco del campo, campechano, destrozo la lógica, exponiendo que a veces un peleador puede, y necesariamente debe, pensar. Que el coraje es fundamental, pero para no caer en el voluntarismo, el puro deseo atolondrado, es necesaria una estrategia pensada de conjunto –en definitiva, organizarse- y reconfigurar la utopía inalcanzable en un futuro concreto y trabajado. Que la única manera es hacer que esas dos líneas que marchan paralelas las más de las veces, y que mencionamos al principio del escrito, se junten. Y que un corazón pensante logra muchas cosas. Incluso la gloria.
Fuente: Periódico Marcha

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